Archive for abril 2013

Nunca caminarás solo


Aparte de conseguir títulos importantes, uno de los mayores sueños de un futbolista profesional es estar algún día en el túnel de vestuarios de Anfield Road esperando a disputar un partido en el mítico césped del Liverpool FC. Ese emocionante momento en el que, haciendo fila junto a compañeros y rivales, bajas las estrechas escaleras, miras arriba y tocas el cuadro rojo del escudo anfitrión justo donde pone This is Anfield y de repente la doble fila se detiene, se hace el absoluto silencio en los veintidós jugadores y notas un rumor lejano, acompañado de una lenta y suave melodía y entonces empiezas a temblar, sabes que es el momento que esperabas, que eres un jugador afortunado y que has de abrir tus sentidos porque quizás no vuelvas a vivir algo como esto. Se abre la puerta y ahí está. Te abofetea tan fuerte y tan maravillosamente que tiras la cabeza hacia atrás sonriendo mientras escuchas y te dejas llevar. No hay momento como ese, en el que 60.000 aficionados corean al unísono You'll Never Walk Alone.

Escena de la obra teatral Liliom en una representación de 1921

You'll Never Walk Alone es uno de los temas incluidos por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein en el musical Carousel estrenado en Broadway en 1945. La obra es una adaptación de Liliom (1909), uno de los trabajos teatrales más exitosos del dramaturgo y novelista húngaro Ferenc Molnár. Después de que Fritz Lang la llevara al cine en 1934 en una producción francesa, la historia se hizo mundialmente conocida y llegó a Nueva York donde la máquina de hacer espectáculos la engulló y convirtió en una comedia musical de reconocido éxito. Y eso pese al extravagante argumento que proponía Hammerstein: Billy Bigelow, un pregonero de feria, se enamora de una usuaria del carrusel, Julie Jordan, a la que engatusa y lleva al altar. Pronto, Julie se da cuenta de que Billy no es un marido modelo, ya que éste deja el trabajo y comienza a alternar con la delincuencia. Pero cuando le anuncia que esperan un hijo, en Billy se empieza a abrir un halo de esperanza y cambia de actitud. Pese al cambio, no puede librarse de participar en un atraco en el que muere y llega al éter, donde se verá para siempre obligado a abrillantar las estrellas junto a otras almas en pena. Un día, el administrador del éter le muestra a la familia que ha dejado, Julie y su hermosa hija Louise. Ésta es inteligente y buena estudiante pero está estigmatizada por el pasado de su padre y vive amargada y encerrada en casa junto a su madre. A Billy le es concedido bajar al mundo de los vivos para inducir en su hija el orgullo y la esperanza que le falta para enfrentarse al futuro. Cumplida su misión retorna arriba a lucir las estrellas.

Escenas de la película Carousel, de Henry King (1956), con You'll Never Walk Alone

Después de dos años en Broadway, vinieron otros dos de gira por EE.UU. antes de saltar  el charco y recalar en Londres en 1950 donde permanecería un año y medio en cartel. Para entonces ya se había editado un álbum con versiones recortadas de las canciones de la obra (el tiempo de grabación de los vinilos no daba para abarcar todos los 18 temas en su integridad) entre las que destacaban The Carousel Waltz, Soliloquy, If I Loved You y You'll Never Walk Alone.

Cartel de la película Carousel (1956)

En 1956, Henry King llevó la obra al cine, con las interpretaciones de Gordon MacRae (Billy Bigelow) y Shirley Jones (Julie Jordan) con lo que la banda sonora de Hammerstein y Rodgers llegó a más público y se propagó por todo el mundo. Sin embargo, pese a contener unos extraordinarios temas musicales, la película se antoja plana y pesada y la interpretación de MacRae y Jones se hace excesivamente melosa y escasa de fuerza. Pero You'll Never Walk Alone tenía vida propia. Así lo entendieron músicos de primer orden a principios de los sesenta, como Judy Garland (1960), Doris Day (1962) o Frank Sinatra (1963). En Inglaterra, un grupo de Liverpool llamado Gerry and the Pacemakers la llevó a estudio en octubre de 1963, creando una versión beat bastante resultona que se alza con el número uno en las listas de singles de UK.


Gerry and the Pacemakers en la televisión británica

Gerry and the Pacemakers fue un grupo británico contemporáneo de The Beatles con los que tenía varias cosas en común. Ambos eran de Liverpool, ambos tenían a Brian Epstein como mánager y ambos obtuvieron un éxito absoluto con sus dos primeros singles en 1963. El 13 de abril, Gerry and the Pacemakers llega al top de la UK Single Chart con How Do You Do It? donde permanece 3 semanas hasta que From Me To You de The Beatles le arrebata el puesto. El 22 de junio los Pacemakers recuperan el top gracias a I Like It, pero Lennon y McCartney se reponen y atacan con She Loves You. Esta alternancia inicial da una idea de la magnitud que estaba alcanzando la movida beat en el panorama musical británico. Sabemos, con posterioridad, quien fue el que se llevó los méritos de aquella explosión creativa, pero en un rincón de Liverpool llamado Anfield en ese momento las cosas no se vieron tan claras.

Gerry and the Pacemakers, estrellas beats de Liverpool

El Liverpool FC es uno de los equipos más laureados del fútbol inglés. Cuenta con 50 títulos nacionales (entre ellos 18 ligas y 7 Copas FA) y 11 internacionales (a destacar 5 Champions y 3 UEFAs) pero en otoño de 1963 el palmarés de los reds no era tan brillante. De hecho hacía una temporada que habían ascendido de nuevo a la First Division después de una oscura travesía en el desierto de Segunda durante 8 años. El descenso fue traumático para un club que presumía de 5 ligas y que siempre había jugado en Primera desde 1896. El nuevo entrenador, Bill Shankly, renovó el equipo por completo y le dio unos aires con los que la afición más leal y comprometida del fútbol mundial podía comenzar a soñar. Esta afición tiene una particularidad difícil de encontrar en otras gradas. Desde siempre, los hinchas reds han llevado por bandera una respetuosa forma de animar a su equipo singular hasta en los más mínimos detalles: jamás insulta al contrario, aplaude a los jugadores que brillan aunque sean rivales, nunca va en contra de sus jugadores aunque hagan un pésimo partido y no abandonan el estadio sea cual sea el resultado hasta el pitido final. Con estos mimbres de fair play y de apoyo incondicional era lógico que al inicio de la temporada 63-64, el Liverpool FC afrontara el futuro con mejores perspectivas. Nunca caminarían solos.

La afición del Liverpool en 1963 antes de un partido

Antes de comenzar los partidos era habitual que por la megafonía de Anfield Road sonaran los hits del momento en orden ascendente. No es difícil imaginar que tanto The Beatles como Gerry an the Pacemakers amenizaban las previas del inicio de aquella temporada. Durante todo noviembre el número uno en las listas fue You'll Never Walk Alone y ese mes acabó con el Liverpool FC en lo más alto de la tabla de primera división por lo que en el momento más dulce, en el momento más ilusionante, el público red veía salir a los de Shankly a los compases de Gerry and the Pacemakers, así que la grada asoció la canción al éxito del equipo y no la abandonó hasta el final de temporada. Ya podían The Beatles colocar todos los hits que quisieran en el número uno mundial si hacía falta, que los red tomaron You'll Never Walk Alone como un integrante más de la plantilla y jamás la dejaron. Ese año el Liverpool FC ganó la liga y comenzó un camino de éxitos que pocos equipos han podido igualar.

El Liverpool FC de Bill Shankly, campeón de liga 1963-64

You'll Never Walk Alone se convirtió así en el himno oficial del club, de obligada emisión por megafonía en Anfield Road antes de que los jugadores salten al campo. El público acompaña la voz del cantante Gerry Marsden hasta que el encargado de sonido oye que los sueños se rompen en pedazos. Entonces cierra el micro y todo el estadio, a una sola voz, entona los dos versos finales de una forma tan solemne que eriza los vellos hasta del jugador más curtido. La emoción máxima del futbolista y aficionado al deporte rey.


La afición del Liverpool FC cantando el himno no oficial del club

Como himno, la canción ha sido adoptada oficiosamente por varias aficiones europeas. Entre ellas, la de otro equipo británico, el Celtic FC de Glasgow, que rivaliza con los reds en solemnidad protocolaria y en sentimiento a la hora de cantarla. Y no es de extrañar, dado el sentido de la letra compuesta por Oscar Hammerstein:
Cuando camines a través de la tormenta
mantén la cabeza alta
y no temas por la oscuridad;
Al final de la tormenta encontrarás la luz del sol
y la dulce y plateada canción de una alondra.
Sigue a través del viento,
sigue a través de la lluvia,
aunque tus sueños se rompan en pedazos.
Camina, camina, con esperanza en tu corazón,
y nunca caminarás solo,
nunca caminarás solo.
Camina, camina, con esperanza en tu corazón,
y nunca caminarás solo,
nunca caminarás solo.

Gerry Mardsen canta junto a las aficiones del Celtic y Liverpool en un encuentro de Champions en 2003

Una llamada a no rendirse, a continuar en la brecha pase lo que pase, superando la adversidad con la mirada puesta en el futuro. Ni un paso atrás. Quien cumple esta máxima está condenado a triunfar, tarde o temprano.



Lista Spotify con varias versiones de You'll Never Walk Alone:


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Para mí, eres muy hermosa


El rabino se acercó a la mujer, a la que llevaba mirando inquietamente toda la tarde en la sinagoga, y la acompañó hasta la puerta.
-Señora Secunda, es ya el sabbath y debería volver a su casa.
-Sí, rabino -respondió la mujer con un tono triste- Hasta mañana.
-Pero mujer, ya sabe que no es necesario que venga todos los días, ni tampoco tres veces cada día. Lleva así toda la semana y, créame, me tiene preocupado.
-Perdone, rabino -dijo la mujer, mirándole a los ojos de forma suplicante- pero es que debo rogar a Dios por mi hijo.
-¿Por Sholom? ¿Le ha ocurrido algo? ¿Está enfermo?
-Me temo que ha cometido un pecado inconfesable -dijo, a punto de llorar- No hay otra explicación al castigo que Dios le ha infligido.
El rabino, sorprendido, se detuvo ante la mujer y la sujetó de los brazos.
-¡Pero, Dios santo! ¿Qué le hace pensar eso? ¿Qué pena es la que está sufriendo?
La mujer se sentó afligida en el poyo cercano a la puerta de la sinagoga. Sacó un pañuelo del bolso y se secó la débil lágrima que le comenzaba a surcar la mejilla. Guardó el pañuelo y respondió:
-Sabe usted, rabino, que mi hijo es músico y que gana lo mínimo para subsistir. Crea bellas canciones que vende a empresarios de espectáculos y con esos ingresos va tirando. Creo que esa es la condena que el Señor le tiene reservada y...
-Pero, señora Secunda -le interrumpió el rabino- ¿Acaso piensa que la humildad es un castigo del Altísimo? Además, Sholom hace cosas buenas y bellas y no hay razón para pensar que nunca podrá ganarse la vida holgadamente con su trabajo.
-¡No, nunca! ¡Nunca lo conseguirá! -gritó la mujer, rompiendo la calma nocturna del templo.
-¿Como está usted tan segura? -sonrió el rabino- Cualquier día su hijo se hará rico con alguna de sus canciones y entonces...
-¡Estoy segura del todo! Ya ha creado una canción que le podría haber hecho millonario... ¡Pero la vendió por treinta dólares!

Este relato es, en realidad, una leyenda muy famosa en torno a las circunstancias en las que vio la luz uno de los primeros hits de la historia: Bei mir bistu sheyn, compuesta por Sholom Secunda en 1932, en Nueva York.

Beir mir bistu sheyn en su formato original

Shloyme Sekunda (Aleksandriya, Ucrania, 1894-Nueva York, 1974) emigró a Estados Unidos a la temprana edad de 12 años, huyendo junto a sus padres de los terribles progromos que se produjeron en el Imperio Ruso a principios de siglo. Establecido en Nueva York, en el Ghetto de Brooklyn, continuó con sus estudios musicales y con 19 años consiguió su primer empleo como director de coro en el Lyric Theatre. Compositor prolífico, pasó los locos años veinte creando una ingente cantidad de obras para musicales y operetas judías que no pasaban más allá de la escena propia de la comunidad. Durante este tiempo sacaba lo justo para llevar una vida digna con sus empleos en orquestas y la venta de canciones por encargo. En 1932, Sholom compuso junto al letrista Jacob Jacobs los temas principales de la comedia musical I Would If I Could, de Abraham Bloom, que duró una temporada en varios teatros judíos de Brooklyn. Uno de los temas de esa opereta era Bei mir bistu sheyn (en yidis Para mí tú eres hermosa), una canción de estilo típicamente klezmer, de ritmo pegadizo y  que obtuvo una buena acogida entre la comunidad asquenazí neoyorquina.

Cartel anunciando I Would If I Could en el Rolland Theatre (1933)

Secunda, Jacobs y Bloom intentaron en vano colocar la comedia en varios teatros de Nueva York e incluso en Hollywood. Como las obras de Secunda no salían del círculo teatral yidis, el autor optó por lo que habitualmente hacía: venderlas a la editorial Kammen Brothers por la ridícula suma de 30 dólares cada una. Cinco años después, Sammy Cahn y Saul Chaplin, dos músicos que sí habían conseguido traspasar las barreras del ghetto judío y comenzar una prometedora carrera en Broadway, asistían boquiabiertos a un espectáculo de medio pelo en el Apollo Theater de Harlem. En el escenario, un par de artistas negros, Johnny y George, interpretaban un tema klezmer en perfecto lenguaje yidis con un toque swing de aspecto resultón y bailable. Enseguida vieron las formidables posibilidades de la canción y convencieron a Warner Music para que comprara los derechos de Bei mir bistu sheyn a Kammen Brothers, cosa que la productora hizo sin problemas.
Cahn y Chaplin arreglaron levemente el tema tal y como lo habían escuchado en el Apollo y reescribieron la letra en inglés, conservando la frase en yidis que le daba título. Ya solo faltaba una voz. Para ello ficharon a las novatas hermanas Andrews, que probaban a abrirse paso en el panorama musical en varios clubs de baile y vaudevilles. Finalmente, el 24 de noviembre de 1937, The Andrews Sisters grababan Bei mir bistu sheyn que publicó Decca en un sencillo unos días después de Navidad.

El primer éxito de The Andrew Sisters (1937)

El ascenso fue meteórico: En la Nochevieja de 1937, la emisora de radio WNEW, no dejó de pinchar la canción durante todo el célebre programa "The Milkman's Matinee". En tan sólo ocho días, el público norteamericano colocó a las Andrew Sisters en las principales listas de ventas y dos semanas después en el número uno absoluto. Cahn y Chaplin tuvieron un ojo excelente. La canción, con sus arreglos swing, era pegadiza y llegaba a todos los públicos. Al no entender el yidis la audiencia transformó el repetitivo estribillo original en variantes inglesas tipo Buy me a Beer, Mr. Shane o My Mere Bits of Shame. Como quiera que fuera pronunciado, se convirtió en un triunfo total y en la plataforma de lanzamiento de las talentosas hermanas Andrews.

El éxito de Bei mir bistu sheyn traspasó fronteras incluso en unos tiempos tan convulsos. En la Unión Soviética, el tema tuvo una repercusión espectacular, quizá impulsada por la numerosa población asquenazí que aún vivía allí, aunque el régimen comunista aprovechó el tirón para utilizarla como arma arrojadiza contra el expansionismo nazi en Europa, rebautizándola como Baron von der Pshik, con nuevos arreglos de Orest Kandat. También se ganó el aplauso del público europeo, que grabó versiones en francés, sueco y alemán. El éxito en Alemania fue tan irónico como trágico. La canción fue germanizada con el título Bei mir bist Du schön y grabada por la máxima estrella femenina del nazismo, la cantante y actriz sueca Zarah Leander. Cuando el tema ya llevaba tiempo sonando en cafés y hogares de toda Alemania, algún iluminado nacionalsocialista indagó lo suficiente como para descubrir los orígenes del autor de la canción, por lo que la difusión y venta quedaron totalmente prohibidas en un abrir y cerrar de ojos. Resulta curioso saber que durante al menos una temporada, centenares de camisas pardas bailaron al son de una canción klezmer sin ellos saberlo. Aunque todos sabemos ahora que no tardarían mucho tiempo en tomarse su venganza.

Zarah Leander, cantando en sueco Bei mir bist Du Schön (1938)

Desde el primer momento, el tema se convirtió en una de las bandas sonoras de la época y continuó así durante la horrorosa guerra mundial; tanto en Europa como en el Pacífico, los soldados norteamericanos tararareaban cualquiera de las múltiples versiones de ilustres músicos contemporáneos, como Benny Goodman, Belle Baker, Al Bowlly o Adrian Rollini, grabadas a los pocos meses del éxito de Decca. Incluso después de la guerra, la canción siguió teniendo buena parte de su fuerza inicial adaptándose al repertorio de otros artistas en estilos diferentes.

Versión rock'n'roll de Louis Prima y Keely Smith (1959)  

Mientras, las Andrew Sisters alcanzaban los tres millones de copias vendidas sin que Secunda y Jacobs vieran un sólo dólar en concepto de royalties. Bien pudiera ser que la madre de Sholom, como dice la leyenda, creyera que su hijo purgaba con este castigo un pecado inenarrable. Pero al final, el rabino tenía razón y el destino quiso devolver al extraordinario músico judío lo que en principio le había robado. En 1961, los derechos de Bei mir bistu sheyn expiraron por lo que los autores originales recuperaron la propiedad y, cómo no, sus ingresos aumentaron significativamente. Dios, finalmente, perdonó a Secunda sus pecados... si alguna vez los tuvo.



Letra original de Bei mir bistu sheyn (en yiddish)
Letra de la versión de The Andrew Sisters
Lista Spotify con otras versiones de Bei mir bistu sheyn:


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